¿Te interesa la cultura asiática? Karen, una argentina traductora e intérprete de chino, nos cuenta cómo fue vivir en Beijing, China, durante 9 meses.
Siempre me imaginé viviendo en algún lado más que en Argentina, aunque al principio no supiera cuándo ni dónde. Cuando termine la facultad se dieron las circunstancias, así que tomé la oportunidad y fui casi un año a vivir a otro país en Asia.
Pude vivir en Beijing, China por nueve meses, desde septiembre del 2017 hasta junio del 2018. No me animé a ir los doce meses completos, no sabía si aguantaría tanto tiempo tan lejos de mi casa. Era mi primera vez haciendo un viaje tan largo, tan grande, ¡y encima al otro lado del mundo! Tenía 24 años cuando tomé la decisión y me fui.
Tramitar una visa para vivir en Beijing
Tuve la suerte de contar con una semibeca de parte de mi facultad, que tenía un convenio con un instituto en Beijing para continuar mis estudios de chino. El convenio fue un gran beneficio a nivel económico, pero también administrativo. La institución en la que me anoté se ocupó de mandarme todos los papeles necesarios que me pedía la Embajada de China en Argentina.
Tuve que ir varias veces hasta la Embajada. A veces no me aceptaban un documento y tenían que volver a enviármelo por correo o pedían algún nuevo sello oficial. Los datos que pedían en el formulario eran bastante comunes: dónde vas a vivir, con quién te vas a quedar, por qué viajas, qué tipo de visa buscar, etc. El costo del visado en 2017 era de unos 1500 pesos argentinos y se depositaban en un banco ICBC cerca de la misma Embajada.
El problema es que la visa de estudiante solo duraba 6 meses y yo me iba a quedar 9 meses. Tuve que sacar un pasaje para salir del país justo antes de cumplir los seis meses y postularme una vez más para otra visa que me permitiera vivir en Beijing los meses que me quedaban. En mi caso, para salir de China fui a Hong Kong. La ciudad es una una región especial a nivel administrativo y por eso cuenta como “salir del país”.
Conseguir la segunda visa desde Hong Kong no fue nada fácil. No contaba con dinero suficiente, ¡es de las ciudades más caras del mundo! Fue una experiencia dura, pero si van a visitar Hong Kong, ahora puedo recomendarles que lleven dinero extra. El dólar hongkonés es mucho más caro que el yuan chino, haciendo la equivalencia con dólares estadounidenses. Si necesitas salir de China para solicitar otra visa, recomiendo que, en lugar de Hong Kong, viajes a Seoul, Corea del Sur.
Cómo es vivir en Beijing, China
Apenas llegas te llevan directamente a la comisaría del barrio donde vas a vivir en Beijing. La primera actividad es el registro como ciudadano del lugar, sin el registro es como si no existieras en China. Luego de estar registrado, puedes ir a tu nuevo hogar, dejar tus cosas, acomodarte y seguir con tu día.
Una vez que llegué, me recibieron muy bien. Parte del personal del instituto me acompañó a mi nuevo departamento, que compartiría con otros estudiantes o con gente que estaba allí haciendo alguna pasantía.
Me tuve que acostumbrar radicalmente a vivir en Beijing, al cambio de ciudad y de servicios y de la ubicación de las cosas. Cómo comprar, dónde comprar, que comprar. ¡Lo más difícil en un principio fue la comida! No porque no me gustara, sino porque no encontraba en los supermercados productos para cocinar yo misma. Entonces comía mucho de delivery, por lo que gastaba más dinero, y aún más todavía si quería comida occidental.
La comida china en China es baratísima, realmente vale la pena salir a comer. Hasta que aprendí a moverme por la ciudad y a encontrar mi lugar, fueron unas semanas difíciles, hasta experimente cambios corporales por el cambio de alimentación. En Argentina estaba acostumbrada a que todo es pura carne, mientras que al vivir en Beijing encontré muchísima verdura y fruta.
En aquel momento, había que tomar los precios chinos y multiplicarlos por cuatro para saber cuánto costaba en moneda argentina. Muchos productos y cosas diarias eran baratas, salvo que fuesen extranjeras o que no sean comunes de comer en China, como el atún, la leche, fideos estilo italiano, carne vacuna, etc. Si uno quería vivir en Beijing y consumir esos productos, debía ir a tiendas de productos extranjeros que eran realmente carísimas. Por suerte, la verdura, la fruta y el arroz son tan baratos que se pueden hacer grandes cantidades de comidas.
El día a día de vivir en Beijing era tranquilo. Yo me levantaba y durante el primer tiempo me tomaba un colectivo de dos pisos para ir al instituto. Luego me mudé a un departamento un poco más alejado del centro y necesitaba hacer combinaciones en el subterráneo.
Es muy difícil perderse al vivir en Beijing, todo está señalizado. En el altavoz se anuncian las paradas tanto en inglés como en chino, y también se pueden ver por una pantalla que hay en cada vagón y en cada estación. Los trenes pasan cada dos minutos en hora pico, y ese régimen no se rompe nunca. ¡El caudal de gente es inmenso! Buenos Aires no se llega ni a comparar. Realmente hay muchísima gente en las calles y todo tiene un tamaño inmenso.
De la estación caminaba hasta el instituto, que quedaba en un edificio en el barrio de Sanlitun. Estudiaba chino en un curso intensivo de cuatro horas y luego volvía a mi casa a hacer otras cuatro horas o más de tarea y estudios, era como tener un trabajo de tiempo completo. En el medio, iba a comprar comida callejera, al gimnasio, a darme gustos y disfrutar un poco de los grandes parques que tienen para estar en contacto con la naturaleza.
Desde la semibeca podía acceder a diferentes opciones. Podía tomar el curso intensivo (cuatro horas por día, cinco días a la semana) o una pasantía en alguna empresa (con dos horas de chino por semana). Yo quería ser completamente bilingüe en chino, por lo que decidí dedicarme 100% al estudio del idioma. Aun así, las pasantías eran una muy buena elección ya que dan una experiencia laboral en el extranjero, bastante difícil de conseguir por otros medios.
La cultura china de primera mano
Con la cultura china ya estaba súper familiarizada, pero vivir en Beijing fue completamente diferente. Había hábitos y cosas que ya me esperaba, como que te empujen sin notarlo por mirar sus teléfonos o que los hombres escupan en el piso.
Aun así, cuando llegué me sorprendió que la gente fuera tan fría y me resultaba hasta grosero y maleducado. Luego de los primeros meses, me di cuenta que era su idiosincrasia. No eran ellos, era yo reaccionando de manera adversa a algo diferente que nunca había vivido. A pesar de esta frialdad, los chinos son personas muy amables. Les cuesta confiar en los extranjeros, pero que una vez confían en vos, son muy leales y solidarios cuando los necesitas. Están ahí para escucharte, aunque quizá no tengan mucho para decirte.
A veces me encuentro con personas que tienen un concepto erróneo de China: piensan que es como Japón, la tierra de las reglas, la etiqueta y los buenos modales. China es más cruda, más realista. Son muy corteses con uno pero son más directos y asertivos que los japoneses en el sentido diario de las cosas. Se ahorran muchas palabras de cortesía sin llegar a ser groseros.
Hay muchísimas bicicletas en la ciudad, en ese sentido la experiencia de vivir en Beijing puede ser muy verde. Aunque el smog es real y la contaminación del aire, especialmente en invierno, se nota. Es preferible usar barbijos para no inhalar esas partículas nocivas. Puedes llegar a sentirte cansado y mareado un día muy contaminado, pero luego el cuerpo se acostumbra.
Visitar Shenyang, Harbin y Hong Kong
Visité otras tres ciudades mientras estaba allá: Shenyang, Harbin y Hong Kong. Los recorridos me los armaba yo, no contaba con ninguna agencia que me llevara a ningún lado ya que prefería moverme y armarme las cosas yo sola. Así que eso hice, con los pasajes de tren, la hostelería y el recorrido de lugares importantes dentro de cada ciudad. Todo se puede hacer a través de la aplicación WeChat. Es una especie de todas las redes sociales que conocemos en occidente, pero combinadas en una sola.
Lo que más visité fue el noreste chino, que es muy frío en invierno, ¡puede llegar a los -32°! El sur de China es mucho más tropical y cálido.
¿Qué extrañas de vivir en Beijing?
Extraño muchísimas cosas de vivir en Beijing. Extraño esos cambios de colores en las estaciones, los parques estilo asiáticos y hablar chino con la gente, escucharlo en el aire. Extraño a las personas que conocí allí y poder moverme tranquila y confiada de que nada raro (que sepamos) suceda en el país. Extraño la velocidad y la eficacia del transporte público, el poder sentirme segura y tranquila de recorrer las calles sin miedo. ¡Y por supuesto extraño la auténtica comida china! ¡Inigualable! ¡Exquisita!
Volvería a China y a vivir en Beijing, sin dudarlo. Debe ser de mis lugares favoritos en el mundo, aunque me gustaría ir a otros, explorar todo lo que me rodea. Me gustaría conocer Taiwán pero también emigraría a algún país europeo como España, Holanda o lo que sea más conveniente para mí y mis parejas.
Vivir en Beijing fue una gran experiencia que me hizo crecer como persona y como ser humano, me sirvió para tener muchas fuentes de trabajo en mi país y me regaló la gran satisfacción personal de haber logrado aquello que me propuse.